Antes de abrirlo vivía feliz en una rutina simple, sin preocupaciones más allá de una semana o de donde serias las próximas vacaciones de verano. Tenía tiempo libre y lo gastaba sin fundamento, sin aprovecharlo, simplemente pasando el rato. De todas formas, aun hoy sigo sin saber si fue buena idea abrir el baúl y desatar teste ansia que tanto crece en mi. Ansia por ser algo, alguien y sentirme a gusto con ello. Ya no solo hablo de aprovechar el tiempo libre, si no principalmente del trabajo. Soy incapaz de tomarme estas ocho horas que dedico al día como un simple método de ganar dinero. Necesito motivación, entretenimiento y retos.
Pues nada, como dije antes, hace tiempo que me puse manos a la obra para aclarar la situación y vislumbrar un buen futuro. Lo primero que hice para encontrar este deseado “bienestar” fue preguntarme ¿Qué quiero ser? Difícil pregunta donde las haya, más aun si crees que hay un gran abanico de “yo-s” en los que disfrutaría convirtiéndome. Sin embargo, cada vez que elijo uno, me siento abrumado al ver toda la gente que me supera en cada aspecto, que empezó antes que yo, que en definitiva lo hace mejor. Me hacen sentir como Don Quijote cuando surcaba La Mancha. En cierta medida, todas estas personas parten con ventaja sobre mí, porque todos ellos se dedican única y exclusivamente a una cosa, ya sea fotografía, marketing, cine, moda. En cambio yo, más por mi afán de no cerrarme puertas y por mi gran curiosidad por tantas cosas, abro demasiado mi abanico y termino perdiéndome entre sus opciones.
Menos mal que tengo una cosa bien clara. Jamás terminare mi búsqueda hasta que no consiga desprenderme del gran peso que supone para mí la carrera de informática. Algo que con el paso del tiempo odio cada vez y más. No me da ninguna satisfacción y solo encuentro ansiedad. No seré feliz mientras siga vinculado a ella de alguna forma.